Boca del Puente
La Boca del Puente, o más conocida como Puerta del Reloj, era la única vía de acceso al Centro Histórico desde el arrabal de Getsemaní mediante un puente levadizo sobre el antiguo caño de San Anastasio. Construida al mismo tiempo que el primer cerramiento de la ciudad hacia 1631, la primitiva puerta no tuvo una larga existencia, ya que fue destrozada durante el asedio francés de 1697.
En el primer tercio del siglo XVIII, el ingeniero Juan de Herrera y Sotomayor repara la brecha y proyecta una puerta acorde a la categoría de la ciudad y a los dictados artísticos de la época. Construye tres bóvedas a prueba de bomba, siendo la central una portada dórica que da entrada a la ciudad y las dos laterales, refugio del cuerpo de guardia y almacenes de víveres y pertrechos. También añadió un cuerpo rematado en un chapitel y una pieza para situar el reloj de la ciudad y su campana.
La Boca del Puente mantuvo la traza de Herrera hasta 1888, cuando se construye la actual torre del reloj de dos cuerpos octogonales y un nuevo chapitel diseñada por el arquitecto cartagenero Luis Felipe Jaspe.