Fuerte de Santa Cruz o “Castillogrande”
A principios del siglo XVII se decide fortificar la bahía interior, y en una Cédula Real de 1608 se ordena la construcción de un fuerte en la Punta del Judío, el Santa Cruz. Popularmente conocido como Castillogrande, fue construido por Cristóbal de Roda y Francisco de Murga entre 1626 y 1636, siguiendo la traza de Tiburcio Spanoqui. Era un fuerte de planta cuadrada con baluartes esquineros, patio de armas central y foso húmedo.
Cuando el paso de Bocagrande se cierra en 1640 la estrategia defensiva de la bahía cambia, centrándose en la entrada de Bocachica. Este hecho afectó a los fuertes de la bahía ya existentes, ordenándose en 1647 su desmantelamiento para reutilizar los materiales en la construcción de San Luis de Bocachica. No obstante, Castillogrande subsistirá hasta el ataque francés dirigido por el barón De Pointis en 1697, cuando queda seriamente arruinado.
Juan de Herrera y Sotomayor lo consideraba clave para la defensa del surgidero, por ello en 1728 dirige su reconstrucción que no estará finalizada en 1741 cuando Vernon ataca la ciudad. El fuerte fue parcialmente destruido y no se reedificará, empleando sus restos a partir de entonces como polvorín de artillería. Este uso se prolongará hasta 1938, cuando una explosión de un depósito de munición de la Armada allí almacenada destruye sus bóvedas, subsistiendo sólo parte de la cortina próxima al fondeadero y otros vestigios. Actualmente está integrado dentro de las instalaciones del Club Naval de Oficiales de la Armada Nacional.